Reflexión Nº6 · El Desafío de Amar y Servir
- Lasvocesdecristo ♪♫
- 14 oct 2024
- 4 Min. de lectura
PODCAST · Lectura y Reflexión
Buenos días. Buenas tardes, queridos hermanos, queridas hermanas, queridos niños, soy el padre José y comparto con ustedes la palabra de Dios.
Del evangelio de San Marcos:
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Solo Dios es bueno. ¿Tú conoces los mandamientos? ¿No matarás? ¿No cometerás adulterio? ¿No robarás? ¿No darás falso testimonio? ¿No perjudicarás a nadie? Honra a tu padre y a tu madre". El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Solo te falta una cosa. Ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "Qué difícil será para los ricos entrar en el reino de Dios". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, qué difícil es entrar en el reino de Dios. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible".
Palabra del Señor.
Reflexión:
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús en movimiento: un hombre corriendo hacia él y arrodillándose, haciéndole esta pregunta: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?", que podríamos traducir como: "¿Qué debo hacer para ser feliz plenamente?" ¿Podríamos ponernos en el lugar de Jesús? Suponemos que fuéramos nosotros, ¿qué les responderíamos a nuestros hijos, por ejemplo, o a los jóvenes de hoy?
Seguramente, sin temor a equivocarme, nuestras propuestas serían: "Estudiá, preparate, para tener mejores oportunidades en el futuro. Podrás tener un buen trabajo, ganar dinero, comprar muchas cosas, viajar por el mundo". También seguro que en lo afectivo le diríamos: "Conseguí una pareja, formá una familia, viví en compañía de buenos amigos". Además, algunos tal vez podrían decir: "Cuidá tu cuerpo, tu salud, sé buena persona, cultivá valores éticos, y no te olvides de algunas prácticas religiosas, que no vienen mal, sobre todo recibir los sacramentos". Si comparamos esto, a pesar de no ser malas y necesarias las propuestas, difieren mucho de las propuestas de Jesús.
Si bien es cierto que Jesús en un primer momento le propone el camino de los mandamientos, la respuesta del hombre, "lo cumplo desde mi juventud", no lo satisface del todo. Jesús le dirá en otras palabras: "Eso es de Moisés, es del Antiguo Testamento". A pesar de transitar desde siempre el camino de los mandamientos, el corazón de ese hombre seguía insatisfecho, por lo que una inquietud lo llevó corriendo al encuentro de Jesús.
La respuesta que nosotros le daríamos tampoco respondería a la verdadera felicidad. Ninguna de nuestras propuestas, después de mucho esfuerzo por alcanzarlas, es segura. Todas son frágiles e inestables; se pueden perder en cualquier momento: el trabajo, la familia, la salud, los amigos, la economía. Por ejemplo, llegó la pandemia y, de un día para otro, muchas personas lo perdieron todo.
La respuesta de Jesús es profunda. Solo los sabios pueden comprenderla, los sabios con la sabiduría que viene de Dios. Jesús le dijo: "Solo te falta una cosa". ¿Y qué cosa? "Dejá de estar centrado en vos mismo. Dejá de mirarte constantemente el ombligo. Poné en el centro el bien que necesitan los demás, el servicio que podés brindar. Comenzá a dar y a darte, empezá a imitarme". Jesús vino para amar y para luchar por la liberación y la felicidad de todos.
Jesús nos dice: "Dejá de ser egoísta, de pretender salvarte solo. Hacete pescador de hombres, porque salvando a los demás alcanzarás tu vida y tu felicidad. El que pierda su vida por mí y por el evangelio, la conservará". Como dice San Francisco en su oración: "Hazme un instrumento de tu paz. Oh Maestro, que no busque tanto ser comprendido como comprender, ser amado como amar, porque es dando que se recibe, perdonando que se es perdonado, muriendo que se resucita".
¿Qué pasó con ese hombre? Lo que muchas veces nos pasa a nosotros: lo que somos, lo que tenemos, lo que aspiramos, se adueñan de nuestro corazón y ya no somos libres para cambiar el rumbo. Seguimos por la vida de espaldas a la vida, tristes, sin poder responder a la propuesta de Jesús. Pidamos por todos nosotros, que somos ese hombre, que Dios nos conceda la sabiduría y nos haga preferirla a todas las riquezas. Que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
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