Reflexión Nº4 · Con el corazón abierto para quienes se acercan
- Lasvocesdecristo ♪♫
- 30 sept 2024
- 3 Min. de lectura
PODCAST · Lectura y Reflexión
Buenos días. Buenas tardes, queridos hermanos, queridas hermanas, queridos niños, soy el padre José y comparto con ustedes la palabra de Dios.
Del evangelio de San Marcos:
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: 'Prefiero misericordia al sacrificio', porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Palabra del Señor.
Reflexión:
Hoy la iglesia celebra la fiesta del apóstol San Mateo, apóstol y evangelista. La conversión de Mateo se encuentra solo en su evangelio. Mateo quiso que quedara testimonio de que Jesús tiene poder para cambiar el corazón, y que nunca hace diferencia entre personas. Todos somos amados y elegidos sin distinción. Además, quiso dejar asentado quién era él: un publicano, un cobrador de impuestos para el Imperio Romano, es decir, un traidor según el pensar y el sentir de los fariseos.
El evangelio dice que Jesús vio a un hombre con un nombre, Mateo, y no a un traidor o pecador, como lo veían los fariseos. Su pasado, que nos relata Mateo, y también San Pablo en sus cartas y en el libro de los Hechos, nos enseñan a ver la santidad de otra manera. Esta no es un don que se da de nacimiento y para algunos, sino que está en todos, como dice la canción, "crece y florece amando de verdad". La santidad es una vocación universal que se despierta en el encuentro con Jesús, quien, sin tener en cuenta nuestro pasado, bueno o malo, nos invita a entrar en un proceso de conversión que dura toda la vida.
Esa conversión se inicia cuando comenzamos a seguir a Jesús. Mateo, de colaborador de los romanos, pasó a estar al servicio de Jesús, y vaya si se enamoró de él, escribió un evangelio: el más extenso de los cuatro. En este pasaje vemos que Jesús vino a llamar a los pecadores. El llamado de Mateo desencadenó que una cantidad de publicanos y pecadores se sentaran a la mesa con Jesús. Estuvo en casa de un pecador y fue motivo de escándalo para los fariseos.
Hay un pasaje que nos habla también de que Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa de un fariseo, y qué distinto fue aquel almuerzo. Solo se acercó a él una mujer pecadora, y encima, tanto ella como Jesús fueron criticados y juzgados. Creo que hoy seguimos sin entender las palabras y el estilo de vida de Jesús, y eso que ambos son claros como el mediodía, como un mediodía soleado.
"No son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: 'Quiero misericordia y no sacrificio', porque yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores". Así, viendo la actitud de muchos de nosotros, nos parecemos, como dice Francisco: en lugar de ser un puente que une a los pecadores con Jesús, somos una oficina de aduana. Y muchas veces actuamos como la interpol, investigamos hasta el último antecedente, no nos basta la palabra del pecador. Vivimos desconfiando de todo, y a Jesús le bastó que Mateo se levantara y lo siguiera.
Que el Señor Jesús nos ayude a vivir abiertos a los demás y a ponernos contentos cuando los pecadores, o cuando las personas que están un poco alejadas de Dios, se acercan a Jesús. Que podamos hacerles un lugar, porque en la iglesia hay lugar para todos. Y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
Comments