Reflexión Nº3 · Llamados a ser luz con nuestra vida
- Lasvocesdecristo ♪♫
- 23 sept 2024
- 3 Min. de lectura
PODCAST · Lectura y Reflexión
Buenos días. Buenas tardes, queridos hermanos, queridas hermanas, queridos niños, soy el padre José y comparto con ustedes la palabra de Dios.
Del evangelio de San Lucas:
Jesús dijo a sus discípulos: "No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra un día, ni nada secreto que no vaya a ser conocido y divulgado. Presten atención y oigan, porque al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener". Palabra del Señor.
Reflexión:
Hermanos, en el evangelio de hoy, Lucas pone tres frases sueltas de Jesús: una lámpara que ilumina, lo escondido se volverá manifestación, y prestar atención oír bien para no dejarse engañar. La primera frase suelta, "nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de una cama o dentro de un cajón", es muy clara. Esta pequeña parábola de Jesús la puede entender cualquiera. ¿Qué tal si en aquel tiempo o en algunos lugares del campo, donde no hay luz eléctrica, una familia se reúne después de trabajar al atardecer en torno a la mesa, y cuando va cayendo totalmente el sol, alguien se levanta, busca un farol, le pone querosén, lo enciende y lo pone bajo la cama?
Me imagino la reacción de los demás en la casa. ¿Qué dirán? "Este está loco, mira dónde puso la lámpara. ¿Lo estás tomando a broma?" De la misma manera, la palabra de Jesús que llega a nuestros corazones no es para que la guardemos o la escondamos, sino para ser luz, en primer lugar para nosotros mismos, y así se irradie por el testimonio que damos con nuestras vidas a los demás. Ser testigo de Jesús no es ser figureti, robar cámara todo el tiempo. Eso sería hacer cosas para que nos vean, como colgar rosarios o cruces como distintivo, ni tampoco vestir de una manera determinada. El cristiano, el discípulo de Jesús, se distingue por su estilo de vida. Como decían de las primeras comunidades: "Miren cómo se aman". Ahí está la clave, vivir el amor de Dios y, por amor a Dios, amar a todos los demás en todo tiempo y lugar.
Francisco decía a sus discípulos: "Evangelicen siempre, hablen cuando sea necesario". En otra oportunidad, San Francisco dice a su hermano: "Vayamos a la plaza a evangelizar", y después de un rato de andar por allí, dijo a sus hermanos: "Volvamos, ya hemos evangelizado bastante", y no habían hablado ni una palabra. La presencia sencilla, los gestos, los saludos, dicen mucho de quién soy. Estamos llamados a ser luz, y no hay razón para no serlo.
Y lo importante no es el candelero, sino la luz que irradia. La importancia es el amor experimentado, vivido, compartido y regalado. Las palabras, los distintivos, los rezos, los hábitos, como se dice por ahí, "el hábito no hace al monje". No puede estar o no estar. A veces, son para marcar simplemente distancia. Cuántas veces me ha ocurrido que alguien me encuentra en el centro o en algún lugar público o en la cola de algún negocio, y me saluda poniendo en evidencia que soy cura. "Sonamos", digo yo, porque las miradas y las distancias te ponen en evidencia inmediatamente. Porque me ven que soy cura, la gente comienza a mirarme, no por lo que soy, un ser humano, sino por mi función, soy sacerdote. Vamos a ser luz para que vean la luz por lo que soy, para que todos experimenten el amor de Dios que ha llegado a nuestros corazones. Y el amor es gratuito, misericordioso, generoso, no pone ni impone condiciones, no exige nada. Cualquier condición no hace más que ocultar el amor de Dios.
Ayúdanos, Señor, a ser luz con nuestras vidas, todos los días y en todo lugar. Que esa sea nuestra forma de irradiar nuestra fe y nuestra dicha de ser cristianos. Y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.
Commenti