Reflexión Nº1 · ¿Cristianos de verdad o de apariencias?

PODCAST · Lectura y Reflexión

Buenos días. Buenas tardes, queridos hermanos, queridas hermanas, queridos niños, soy el padre José y comparto con ustedes la palabra de Dios.

Del evangelio de San Lucas:

Jesús decía a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos. Cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higo de los espinos, ni se cosecha uva de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque en la abundancia del corazón habla la boca, porque ustedes me llaman Señor, Señor, y no hacen lo que les digo, Yo les diré a quiénes se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. ¿Te parece a un hombre que queriendo construir su casa? Cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimiento. Cuando las aguas se precipitaron contra Elia, enseguida se derrumbó y el desastre que sobrevino esa casa fue grande. Palabra del Señor.

Reflexión:

Hermanos, el evangelio de hoy nos presenta dos formas de vidas opuestas que se parecen: los que viven procurando ser cristianos de verdad y los que viven aparentando y todo tiene su origen en el fundamento sobre el cual se apoya, uno sobre roca y otro sobre arena. Cualquiera se da cuenta, que lo mejor es construir sobre roca, sobre algo firme, sólido. ¿Por qué muchos elegimos construir sobre arena? Y porque es más fácil, se quiere menos esfuerzo. Somos más amigos de lo fácil, que de lo bueno.

Como dice una canción, ser cristiano es algo más, mucho más que levantar las manos y cantar. Ser cristiano es tener el valor de decir lo que es, también de escuchar a Jesús y lo que la iglesia nos dice y poner en práctica la voluntad de Dios. Llegarán todos los problemas, las dificultades, las tentaciones, porque nadie está exento ni siquiera la familia de Nazaret pero podremos superarlo porque nuestra vida, nuestra familia está apoyada sobre los valores Pero aquellos que prefieren la apariencia es como si barnizaran su vida puro maquillaje, basta una llovizna pequeña para que empiece a caer el maquillaje. Así son los que dicen y se contentan con decir Señor, Señor, no es suficiente para entrar en el reino de los cielos. Es necesario hacer el bien.

¿Cuánta gente no dice Señor, Señor? Pero dice lo que es lo mismo. Yo soy católica, apostólica, romana. Yo soy bautizado, yo tomé la comunión, yo me confirmé, yo tengo todos los sacramentos, yo voy todos los domingos de mesa. Pero si no hacemos el bien, no podremos entrar en el reino de Dios.

Por eso el principio de discernimiento es ver cuáles son nuestros frutos. Cuántas personas que viven sencillamente luchan y trabajan para sacar adelante su familia, pero también se dan tiempo para estar disponible y servir en su comunidad ya sea en la sociedad o ya sea en la comunidad religiosa cuántas personas enfermas o ancianas ofrecen sus oraciones y sufrimiento por el bien de los demás cuántas personas entregan su vida, sus talentos para investigar, científicos que en el silencio de sus laboratorios buscan hacer el bien a sus hermanos y al mundo todo; sin embargo, no son valorados ni aparecen en los medios como otros que solo patean pelotas o muestran el físico. Cuanto docente que por vocación han dedicado sus vidas para educar sin ser valorado ni recompensados como se merecen. Ciertamente, todos somos pecadores, ellos también, pero el amor que ponen en lo que hacen aborda toda su falta. Pidamos al Señor ser cristiano de verdad, trabajar para hacerlo, desde el corazón, no para aparentar simplemente.

Que la bendición de Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.